martes, 28 de octubre de 2014

Mother, mother - Koren Zailckas - Reseña

En la familia Hurst las cosas normales poseen una normalidad propia. Sabemos que no todo es normal para todo el mundo, algunas cosas menos que otras, otras todavía menos. Es por eso que a esta familia solo le queda un adjetivo: desequilibrada
Y no estoy hablando directamente de locura. Los desequilibrios suceden en cualquier momento y por cualquier razón, las cosas simplemente no se sienten como algo común. Es exactamente lo que sucede aquí. 
Josephine es la madre de la familia, una esmerada y efectiva mujer con tres hijos que -lamentablemente para ella- están llenos de defectos, pero ¿quién no? 
Will es el menor, justo con la edad para considerarlo un chico, y al que le fueron diagnosticados epilepsia y autismo. Es inteligente, le encantan las palabras (entre más científicas y extrañas mejor). Su madre tiene un papel muy importante en su vida. Es su maestra, su ejemplo, su amiga. Blog Parlantes Nocturnos 
Voilet es la hija del medio. Una adolescente que de un tiempo para acá ve su vida dibujando un camino de escape. Se considera budista y hasta sigue algunas de las prácticas de dicha forma de vida para soportar lo que es su vida. Para ella su madre es una imagen misteriosa, cambiante, como si guardara un secreto y fuera capaz de hacer cualquier cosa por protegerlo, pues de esa forma se protege también a sí misma (y tiene razón). 
Rose es la mayor y hace dos años que se marchó de casa, en su época universitaria. Con alma de artista escénica, belleza y talento. Josephine dirigió su camino y la apoyó en sus sueños. 
Para completar la foto familiar tenemos a Douglas, el padre. Un geek de su época especialista en informática que muy a menudo aparece como una imagen de invitado. 
Porque esta novela se centra en los efectos que tener una madre provoca en los dos hijos presentes. Junto a Will y Violet esta historia se presenta, descubre y revela. Blog Parlantes Nocturnos 
Al comenzar, los asuntos de esta familia pueden parecer comunes para sus circunstancias. Pasan día a día soportándose, sospechando de todos, observando los defectos. Dicho defectos quedan en evidencia desde la primera página, pues algo sucede. Muchos creen que no hay mejor momento para perder el control que… cualquiera. Continuamente es indispensable, por la curiosidad, y este thriller también está hecho para llenar ese espacio. 
Constantemente digo: Todas las familias piensan que las otras familias son raras. Pero la diferencia de la ficción en general es que está libre de las comparaciones con la realidad del lector como uno de los primeros puntos durante el avance del libro. Aquí es bastante poco posible comparar a esta familia, y sobre todo a esta madre, con nuestra realidad –espero-, pero también llega el pensamiento de que no es un detalle imposible en el mundo. 
Josephine carece de explicaciones mayores para hacer lo que hace. Primero, porque nadie lo sabe, y después: porque no tiene sentido. Proteger es el papel de una madre, y ella lo hace muy bien, pero en la dirección equivocada. Lleva a otro nivel (y a otro plano) las características de una madre
Los capítulos están alternados entre Will y Violet, así que entre sus ojos y su conocimiento es que no damos cuenta de lo que sucede. Construyendo caminos creados por la unión de pistas que a su vez nacieron de la sospecha. 
Hay un punto curioso en la narración: no es posible reconocer la verdad de la mentira, intercambiando sus papeles. Las numerosas imperfecciones de todos los personajes hacen posible la duda y también la desesperación. 
Aunque los motivos directos para considerar a esta historia un thriller psicológico son: la casualidad de un crimen y la increíble duda que habita diferentes posiciones del lector tanto como de los personajes. Los secretos se van revelando poco a poco, al igual que el necesario pasado. 
Constantemente se da a conocer como una novela que comienza desde el momento cumbre (algo borroso). Los personajes en medio de sus reflexiones se encargan de dibujar el escenario con el avance de los capítulos. Sin embargo, hay que decirlo, el peso de dicha ausencia de normalidad narrativa no se nota tanto como parece. 
Josephine carece de una filosofía, simplemente hace lo que su inexplicable experiencia le dicta. Su nivel de manipulación es tan increíble y sutil que el hecho de verla desde las opiniones de sus dos hijos (tan diferentes) nos deja percibir su realidad tanto como su mentira. 
Si la comparamos con un clima, esta novela se siente como una lejana llovizna con intención de tormenta. En materia de temporadas, es el día exacto entre el verano y el otoño. Blog Parlantes Nocturnos 
Curioso notar el peligro pero también aceptar que no lo estamos notando bien. Todavía más interesante ver los resultados de la crianza de dos personas que ven a su madre con tonalidades tan diferentes pero con una misma realidad inevitable. 
Mother, mother despierta la cuestión de la mente ajena, el poco control que tenemos sobre el respeto y el odio en imágenes mayores. Entrega un misterio en el que es tan fácil como difícil tener favoritos. 
Con una idea clara, basada en la injusticia constante; pero un desarrollo lleno de pequeños pendientes. Aprovecha lo ausente y suelta muy pronto a lo que da vida. 
Deja con la idea de la observación del alma en la mirada. Cuando todo solo aprovecha y el interior no puede mentirse a sí mismo. 

La frase: 
Quizá la verdad no existía. Era el himno de los mentirosos. A pesar de que lo sabía, no podía dejar de repetirlo. La verdad de su madre era la única opción que tenía, esta “verdad” era una invención escandalosa, la mentira del siglo. 

Mother, mother, Koren Zailckas. 360 p. Suma de letras, 2014

¡Hasta la próxima!

sábado, 18 de octubre de 2014

Memorias de un lector #1

Me contaba mamá cuando era pequeño que ella sí creía que existieran cosas malas en el mundo. 
Como esa señora que se peleó por un queso en la tienda, me dijo. 
Malo es porque no es correcto. Y lo que está bien está mal. 
Pero mejor no, NO pienses en cosas que nunca has visto. Esas déjaselas a los libros
Y mírenme aquí ahora. Yo, el curioso. 
Que no se conformó con ver a una señora peleándose por un queso. Quise saber por qué, y luego el después, pero dejó enseguida de ser interesante. 
Una vez, también, le hablé a mamá de las brujas y ella me dijo que no existían, pero que tal vez sí. Y que tal vez ellas sabían cada vez que se hablaba de ellas en voz alta y tenían un límite para las calumnias. Contaban las veces muy cuidadosamente y si rebasabas ese límite seguro te encontrarías una. 
Así que comencé a leer en mi mente. Ya saben, sin voz. Porque las brujas, como las pinta Dahl, son cosa peligrosa, y eran las únicas que conocía entonces. 
Me volví lector para enterarme de cosas que los demás no me querían contar de viva voz, y me enteré de mucho, siempre de esta manera. Me daban pesadillas por tanto que no entendía, y hasta creo que una vez vi una bruja, una noche antes de darme un baño. 
Era fuego volando en el cielo, lento y preciso. De verdad. No lo soñé. 
Y, por favor, no anden deseando ver una. Al menos no como la que yo vi, si es que era eso, porque tuve pesadillas raras y directas durante algún tiempo. De esas que se recuerdan cortas pero duraron toda la noche. 
Sigo siendo lector porque he reído más de lo que he temblado. Leo porque las imágenes directas me hacen polvo, esas sí que me dan miedo. 
Cada quien su miedo, pienso siempre, casa quien sus gustos y sus pesadillas
No me gusta ir a saltar al cine porque hasta podría darme hipo. Así soy de contrario, y los libros tienen la culpa. 
Conozco cosas que ellos no, que creerán haber visto tres años después en el cine. Así es el mundo. 
Están los flojos comunes y los flojos que leen. Nada más. Ustedes ya aben quiénes somos nosotros. 
Le hablaba el otro día de las brujas a mi clase de inglés, todos atentos y confusos quedaron; todavía no domino el idioma. Pero me conformé con saber que quisieron saber cuál de las dos mujeres en el dibujo era la bruja. La rubia o la morena, ambas igual de posibles. Creo que nunca supieron cuál, y si lo hicieron fue de casualidad. 
Pero las causalidades no son triunfos. Crees saber algo hasta que lo sabes de verdad. 
Y supongo que no puedo comenzar a hablar de algo sin terminar hablando de otra cosa. Estas memorias eran generales y las brujas dominaron. 
Si alguna relación puede tener todo lo que dije con lo que sabemos, podría ser cualquier cosa. Si algo hay que ver allá afuera, al menos sabemos cómo se pronuncia. 
Y quién sabe, tal vez la señora del queso me vio el otro día volando en el cielo. 
Esta entrada de memorias fue publicada por primera vez en el número 19 
de la revista online Réquiem de Libros (Octubre 2012).

¡Hasta la próxima!

jueves, 9 de octubre de 2014

¿Y si quedamos como amigos? - Elizabeth Eulberg - Reseña

Describir el aprecio y asignarlo a las personas que forman parte de nuestra vida es complicado. Muchos dirán que el cariño es un sentimiento general; sin embargo, el caso del amor es diferente. A veces sencillo, algunas otras simplemente muy confuso. 
Macallan es una chica simpática que ha tenido la suerte de vivir una buena vida, tan buena que los amigos leales nunca le han faltado. Todo seguía un curso normal hasta que sucedieron dos cosas. Perdió a su mamá, y tiempo después conoció a Levi.Blog Parlantes Nocturnos  
Y aunque en realidad esas cosas no se relacionan entre sí, son las bases de esta historia. Alguien tan joven como Macallan no puede desprenderse de la pérdida de su madre, eso nos queda claro. El conocer a Levi fue pura casualidad. Un día le dijeron: lleva al chico nuevo a conocer la escuela. Y así comenzó todo. Al menos lo que nos concierne en este libro. 
Levi, el anterior habitante de California, recién llegado al pueblo (todavía con la facha de la costa oeste) se vuelve amigo de esa chica tan simpática y normal llamada Macallan. 
Todos saben que un chico y una chica tienen potencial para la amistad, pero pocos de esos creen que una relación genuinamente amistosa puede durar tanto tiempo, como sucede con estos chicos. 
Ahora, después de algunos años, se encuentran en el mismo lugar. Son mejores amigos –qué mejor titulo- y de vez en cuando tienen que lidiar con la persistente mención de que un chico y una chica no pueden ser solo mejores amigos. 
Lo que nos demuestra una de los tantos (y seguramente de los más inocentes) preceptos de la sociedad. Porque personalmente creo que sí es posible, pero es verdad que muchos de los detalles que aparecen en esta historia caen en lo común, y posiblemente la historia en sí misma. 
Ser amigos significa pasar un buen rato. Ser mejores amigos se refiere a tener buenos recuerdos de los mejores ratos y saber demasiado de la otra persona. Como ven, niveles muy diferentes. Casi podríamos estar describiendo a un miembro de la familia. Pero los mejores amigos son opcionales, afortunadas casualidades del destino. Levi y Macallan son eso. Se conocen un montón, sus familias se encantan entre sí, se apoyan todo el tiempo. 
Este libro comienza en el momento en que las cosas comenzaron a desviarse un poco. A ser demasiado nada, o bastante más todo. Cuando la adolescencia en cumbre e influencias les hizo prestar atención al mundo sobre su relación. Comenzando a aceptar que los hechos pueden afectarse por los dichos, que los reajustes de la vida con el tiempo son inevitables. Blog Parlantes Nocturnos  
Me encantan las historias de amistad. Por algunas maravillosas experiencias lectoras las considero relaciones de importante lealtad. Me encantaron las aventuras que esos otros personajes vivieron juntos, las veces que se salvaron la vida o cuando escaparon del mal lado a lado. Siempre como segundo papel inevitable surgido de la interacción de los personajes en la historia. Esta novela, sin embargo, carga con el peso de centrar todo el argumento en la amistad poco conflictiva y tan buena de los protagonistas. Ellos cuentan sus momentos, que los involucran a ambos pero se turnan para llevar el orden de la lista. Momentos que carecen de sorpresas, resultan clichés vistos muchas veces y de sencilla imaginación. 
No digo que las historias de jóvenes con conflictos o detalles reales de la vida no me gusten, es solo que a veces la existencia de una buena narración (totalmente exacta para el público para el que escribe) intenta justificarlo todo. Eulberg me gustó mucho con El club de los corazones solitarios, posiblemente porque el amor tiene más terreno emocionalmente irregular que la amistad. 
Macallan y Levi sí tienen sus conflictos, nadie es perfecto y las amistades profundas lo consideran. Eso es interesante, pero no tanto. 
Se toman buenas decisiones en la construcción de la historia, como el detalle doloroso en la vida de la protagonista o la frustración recurrente de Levi. Que, por cierto, no tienen una descripción exacta y casi podrían ser cualquier chico y chica del mundo. 
La diversión no se niega, eso a todos nos encanta. El reflejo de las amistades personales con las ficticias nunca es un plano favorable para alguno de los lados. La reflexión central sobre la costumbre y transformación de los sentimientos es interesante, las vueltas que da son lo que impiden un éxito genuino, dejándolo todo en un entretenido momento sin límite de tiempo. Blog Parlantes Nocturnos  
¿Y si quedamos como amigos? cumple sus intenciones al presentar a dos jóvenes y su amistad, enfrentando la relación al tiempo, las experiencias y la realidad emocional del momento. 
Ambos interpretan sus papeles como se espera, son sinceros y saben crecer. 
La chica y el chico. Los amigos, el pasado, el sentir, el futuro. 
En la búsqueda de lo mejor, aparece la respuesta. 

La frase: 
Te prohíbo que vuelvas a salir del estado de Wisconsin. 
Sale, me parece justo. 
Es que yo sola no puedo controlarlo todo. 
Ojalá estuvieras a cargo del mundo. 
¡Por fin alguien que se da cuenta! Yo debería estar a cargo del mundo ¿Verdad que la vida sería mucho mejor? 
Ya lo creo. 

¿Y si quedamos como amigos?, Elizabeth Eulberg. 292 p. Alfaguara, 2014

¡Hasta la próxima!

sábado, 4 de octubre de 2014

Vida sincera a distancia


Las personas en proceso de aliento, como muchas, a veces se encuentran con que sus ojos fallan. Se miran al espejo y preguntan ¿Dónde está la vida que a penas la veo? ¿de verdad está tan lejos? Pero el problema es que no saben si la distancia es hacia el presente o al pasado. La vida, como tantas, los tomó por sorpresa. Los cambios sucedieron sin saber cómo, pensaron que había llegado el momento en que conocían su rostro a la perfección y ya no hacía falta mirarlo tanto. Ahora hay que aprenderlo de nuevo. 
El aire se volvió común, los sabores ya no cambiaron. Se detuvieron porque una tarde, o en cualquier momento del día, el mundo los soltó. Fueron libres, como siempre quisieron serlo. Libres siempre, libres al fin. Pero libres solos. 
Muchos tal vez no lo sepan pero de eso se trata la libertad, no lo saben pero es la única que conocen. Les mintió, se mintieron. No es la única forma de ser libre. 
Los que ansían ser libres y lo consiguen, todos tienen un conflicto. Crearon un conflicto. El mundo se los dejó. 
Perdieron el mundo, ganaron la vida, y luego también la perdieron a ella. Seguramente en el pasado, podría ser en el futuro. Debido al orden, que es el siguiente: lo sabes, luego lo comprendes. O: lo comprendes, luego estás seguro
Quien dijo que solo había una forma de sentir las cosas, todos los demás le decimos que está equivocado y comenzamos a dudar de su humanidad y su posesión del mundo. 
El mundo se pierde, es inevitable ¿pero cuán lejos queremos estar de él? 
Nadie nos enseñó a ser libres, como nadie nunca te enseña nada y lo aprendes al vivirlo. 
El mundo nos hizo libres, nos hará libres. Porque no solo existimos nosotros. Existen otros, y dicen que uno sin otro no es nada. Nadie es nada si no lo comparte. Y el tiempo se comparte. 
El tiempo es la vida. La vida sincera. Si hay más de uno para sostenerla con fuerza es más difícil que se vaya tan lejos. Que se pierda tanto, porque, a fin de cuentas, la vida eres tú; y ella tampoco sabe cómo ser libre si no lo aprenden juntos. 
Nunca digas: Regresa pronto, vida. Por favor, regresa pronto. 
Y nunca olvides: Esto es vida. Sujétenla y vívanse ya. 

Texto inspirado en:

Algunos libros con vidas sinceras: 
La firma de todas las cosas, de Elizabeth Gilbert.
La lección de August, de R.J. Palacio.
Amor y otras palabras extrañas, de Erin McCahan.

¡Hasta pronto!